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Dios Hades

En politeísmo griego nos presenta una buena cantidad de dioses, aunque los dioses olímpicos tal vez sean los más recordados por el mundo entero incluso hoy. Hades, el rey del inframundo, tenía un papel muy especial. A continuación presentamos todo sobre el dios Hades: características, culto, historias y más.

El dios Hades

Hades no solo era el inframundo en un sentido físico de lugar, sino también una divinidad relacionada con este mismo sitio. Era el hijo mayor de Cronos y Rea, además de ser hermano de Zeus y Poseidón. Quizás el evento principal de este líder olímpico (junto a sus hermanos hombres) fue vencer a los titanes y repartirse el cosmos entero: el cielo para Zeus, el mar para Poseidón y el inframundo para Hades. La tierra sólida, la denominada Gea, era técnicamente territorio de los tres.

Es curioso que el Hades, lugar físico y territorio de la divinidad homónima, sea una mezcla de sitio donde las almas sin pena ni sensibilidad moran eternamente (simples imágenes homéricas o el Sheol judío) y el Tártaro sea más similar al sitio de tormentos cristiano que llamamos infierno. Sea como sea, aquí Hades era el amo y señor, dios de los muertos y una divinidad sumamente poderosa. 

Atributos de Hades

En la mitología Hades era la deidad del inframundo y el dios de los muertos. Tenía por hermanos hombres tanto a Poseidón como a Zeus, y hermanas mujeres a Hera, Hestia y Deméter. Era hijo de Cronos y Rea, pero el primero lo engulló junto a casi todos los demás vástagos por miedo a que se levantaran contra él. Naturalmente, gracias a un engaño de Rea, Zeus sobrevivió y venció a Cronos.

Un dato curioso de Hades es que no suele intervenir en los sucesos humanos, siendo sumamente cuidadoso del sitio en donde sí tiene poder. Sin embargo, cuando un héroe decidía bajar al inframundo como Odiseo u Orfeo, vemos involucrado a Hades en las grandes sagas.

Hades tuvo como consorte a Perséfone, que había sido raptada de Deméter, la madre de la segunda y hermana del primero. Más allá de las múltiples interpretaciones que se podían dar del hecho, quizás una de las más importantes sea la conexión de los misterios Eleusinos con el panteón olímpico. Hades no era malo, a pesar que el cristianismo posterior puede haberle asociado tales rasgos: más bien era pasivo, neutro, incluso altruista y que solía involucrarse si se rompía el equilibrio entre el mundo de los vivos y los muertos. 

La muerte no podía ser engañada ni cruzada, quienes lo intentaban sufrirían los castigos de Hades (no se podían robar almas de su dominio). Hades en el inframundo tenía una buena cantidad de adláteres, en cada uno de sus dominios y que seguían estrictamente lo que anunciaba el jefe divino. Resumiendo: era temible, formidable en batalla y sumamente poderoso, pero no dejaba de ser justo.

Culto a Hades

El culto a Hades es una cuestión controvertida desde el momento que la muerte, de la cual era personificación, podía causar pavor. No se hablaba muchas veces directamente de Hades, pero se le pedía con los brazos sobre la tierra(en realidad la golpeaban para asegurarse que la deidad escuchara) y naturalmente se le rendían sacrificios: la sangre de todos los sacrificios ctónicos goteaba en pozos y hendiduras en la tierra. 

Hades era olímpico, pero vivía en el mundo sombrío y triste de los muertos. De hecho, toda grieta, sobre todo en el mundo volcánico de la Magna Grecia, podía ser entendida como una entrada al inframundo. Y no solo grietas, sino también grutas eran espacios liminares entre la vida y la muerte (razón por la que se asociaba los metales a Hades). Por tal motivo, muchos especialistas coinciden en que no estaba tan extendido su culto. 

Algunas historias de Hades

La consorte de Hades era Perséfone, que fue raptada por la divinidad mientras recogía flores. La historia nos relata que abrió una grieta en el suelo y se la llevó, sin que se diera cuenta Deméter y posiblemente con la complicidad de Zeus. Perséfone se convirtió en reina del inframundo y debido a que comió los granos del averno no podía mantenerse con su madre siempre: debía volver periódicamente a los dominios de Hades. Una hermosa metáfora para muchos de la sucesión de las estaciones.

Asimismo, encarceló a Teseo y a Pirítoo. Ambos quisieron quedarse con la mujeres de Zeus y del mismo Hades. El primer fue rescatado por Heracles, el segundo vivió en el inframundo por osar desear a Perséfone.

Tal vez otra de las historias más importantes vinculada con Hades sea la de Orfeo y Eurídice: el único momento en que Hades mostró clemencia ante el buen músico. Este último había viajado al inframundo para recuperar a su amor. Hades, emocionado ante la habilidad de Orfeo, le dio razón a su deseo pero con una condición: que no mirara hacia atrás para saber si ella lo seguía hasta la superficie cuando escaparan. Naturalmente, Orfeo rompió el pacto y se dio vuelta, descubriendo que su amada lo seguía pero no había salido del Hades: eso hizo que volviera al mundo de los muertos Eurídice.

Asimismo, como era usual en la mitología griega, Hades tenía amantes: la ninfa Mente, asociada al río Cocito y convertida por Perséfone en Menta; y la ninfa Leuce, raptada por Hades y llevada al inframundo, convertida luego de su muerte en un álamo blanco que se halla en los Campos Elíseos.