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Yōkai

El ser humano, sin cesar, ha creado una gran cantidad de seres mitológicos en todas las latitudes del globo. Por supuesto, Japón tienen un profundo pasado politeísta y lleno de seres maravillosos. A continuación, en referencia a lo dicho, presentamos definición, orígenes, tipos y mucho más de los Yōkai.

¿Qué son los Yōkai?

 

Yōkai es una palabra que refiere a una clase de criaturas típicas del folclore japonés. Algunos tienen partes de animales, otros de seres humanos y también existen combinaciones de ambos. Los Yōkai suelen ser bastante más poderosos que los seres humanos, lo cual a veces los puede convertir en seres altaneros y arrogantes. 

Asimismo, pueden presentar valores diferentes a los de los humanos y cuando entran en conflicto desarrollan las más profundas enemistades. Son seres invulnerables a los seres humanos. Por otro lado, hay que decir que los Yōkai no siempre entran en conflicto con las personas: a veces viven retirados, en zonas aisladas, eludiendo cualquier tipo de contacto; en otras ocasiones viven cerca de los seres humanos, en absoluta  armonía con estos.

Orígenes y Mitología

Los Yōkai son seres sobrenaturales, que van más allá del entendimiento humano, por lo que probablemente su origen hunda sus raíces en el pasado remoto del Japón. Forman parte de una tradición histórica,  especialmente arraigada en pueblos y aldeas.

Algunos ven también su origen en el sintoísmo y sus conceptos que incluyen el animismo y la adoración a la naturaleza. Estas creencias anunciaban que todo estaba lleno de dioses, por lo que criaturas sobrenaturales como los Yōkai podían habitar tanto lugares sagrados como una montaña, un bosque o ríos, como también lugares de la vida cotidiana. 

En cuanto a datos algo más precisos e históricos, se puede decir que la gran difusión de estos seres en un sentido representativo fue durante lo que se considera el Período Muromachi. En este momento, que inicia en 1336, hallamos la pieza más rica al respecto: el Rollo ilustrado del desfile nocturno de los cien demonios.

Tipos de Yōkai

Los Yōkai son numerosos y se pueden clasificar en tipos. A continuación presentaremos solo los más conocidos, para darle una especie de panorama a nuestros lectores.

Oni

Un Oni es el Yōkai más fuerte, violento y peligroso. Su aspecto es similar al de un ogro o demonio, su cuerpo la mayoría de las veces es rojo, posee cuernos, colmillos y lleva un mazo de hierro. Es un ser sobrenatural muy antiguo, probablemente relacionado con el budismo. Religiosamente hablando estos seres custodian el infierno y torturan a los condenados.

Tengu

Los Tengu viven en las profundidades de las montañas y están vinculados a estos accidentes geográficos. Y si bien su nombre significa «perro celestial», no tienen nada que ver con ese tipo de animal: su cara es roja, tienen una nariz larga y son corpulentos. Se desplazan por el cielo con grandes alas y en su mano suelen llevar un abanico de plumas. Asimismo, tienen habilidades mágicas como cambiar el clima de acuerdo a sus necesidades.

Kappa

Los Kappa son los monstruos de los ríos y son los Yōkai más conocidos. Habitan regiones de agua dulce y el sintoísmo los consideraba deidades de ríos y lagos. Su aspecto es similar al de un anfibio y a veces es representado con un caparazón. Sin embargo, su principal característica es un plato lleno de agua en su cabeza que si se vacía implica la muerte de la criatura. Esto es de gran importancia: se los vence haciendo una gran reverencia que al ser emulada por los Kappa le hace caer toda su agua.

Tanuki

El Tanuki es un experto en el cambio de formas, aunque su aspecto original es el de un gran mapache. Con sus testículos mágicos realiza trucos y los mismos cambios de forma mencionados. Los testículos, de hecho, se adaptan a múltiples necesidades: se convierten en armas, en tambores, paraguas e incluso en capas para esconderse de sus enemigos. En ocasiones son peligrosos, pero disfrutan de hacer bromas e imitar a los seres humanos en actitudes como beber y jugar.

Tsukumogami

El sintoísmo es un animismo, por lo que tanto seres vivos como objetos inanimados desde su perspectiva tienen vida. Dicho eso, los Tsukumogami son los Yōkai que se instalan en objetos antiguos y les otorgan alma. La creencia nos dice que un objeto luego de cien años cobra vida: puede ser tanto cordial y atrayente de la buena suerte, como malvado, sobre todo si fue un objeto maltratado, desechado o abandonado.

Significados y Representaciones

Los Yōkai son seres sobrenaturales con una multitud de características, por lo que se debe hablar de muchos significados y representaciones. En algún punto es un término que puede abarcar a todos los monstruos o seres sobrenaturales de manera genérica, en otro punto llegan a ser deidades e incluso hasta fantasmas (algunos eran considerados seres humanos que en su vida murieron brutalmente).

Pueden tener forma animal, de seres humanos, combinación de ambas e incluso tener forma de seres inanimados (simples objetos). En la tipología, como hemos visto, las representaciones son diversas: los Oni son peligrosos y sumamente poderosos, los Tanuki taimados y mágicos. Algunos habitan en sitios de los más cotidianos y cerca de los seres humanos (un Yōkai para un japonés antiguo siempre era la explicación de lo inexplicable), otros en lugares recónditos y con un velo sagrado: montañas, ríos y bosques.

Yōkai en la Cultura Moderna

En la actualidad los Yōkai cuentan con una gran fama, sobre todo a partir del arte y de la cultura japonesa. Y debido a la exportación de esta al resto del mundo, en forma de anime, manga, videojuegos y cine, los Yōkai se han divulgado de manera global. En la actualidad personas de otras culturas por lo menos están acostumbrados a sus formas, los identifican, porque en algún punto suelen aparecer en los productos culturales de Japón. Por ejemplo, un anime sumamente conocido mundialmente como Pokémon tienen una gran inspiración en este tipo de criaturas.

¿Y se cree aún en los Yōkai o simplemente son considerados una expresión artística y cultural? No se puede medir el nivel de creencia, pero por momentos estos seres tienen un estatuto ambiguo hoy: entre la ficción y la realidad (y no precisamente esto último solo en las ciudades más pequeñas o lugares más deshabitados).