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Símbolos celtas

Los celtas fueron una configuración de pueblos fascinantes con sus ideas, folclore, agricultura, construcción, creencias metafísicas, arte y una variedad sinfín de lo que podríamos llamar producciones culturales en sentido genérico. A continuación, en sintonía, presentamos los principales símbolos celtas y su significado. 

Significado de los símbolos celtas

Hablar de pueblo celta es sumamente difícil, porque si lo reducimos a una cuestión lingüística la variedad es enorme, lo mismo si nos referimos históricamente, ya que pueden ser ubicados desde la Anatolia antigua hasta las islas británicas. Sí, de algún modo, su sitio de influencia fue muy amplio, además de añadir que cada uno generó su historia, sus líderes y un conglomerado de creencias y otros tipos de realizaciones (una trayectoria que tiene como origen la Edad de Hierro, es decir, por lo menos desde el siglo XII A.C). Sin embargo, a continuación presentaremos significados de símbolos que de alguna medida han superado determinadas barreras de tiempo y lugar.

Espiral celta

Es un símbolo que da cuenta de la vida eterna, la creación, la conciencia y mucho más incluso. Asimismo, de una manera más espiritualista, se puede comprender a la espiral como un camino que inicia desde una conciencia externa, materialista, perceptual y egocéntrica, hasta un interior iluminado, esencial, cósmico y hasta vinculado con el Nirvana (en el sentido de confusión o de comunicación vital entre el ser humano y el todo universal, perdiéndose el primero en lo segundo). Este trazo, naturalmente, es concebible como una evolución, una suerte de dirigirse desde lo tangible hasta lo intangible. Esta creencia es recurrente en múltiples religiones y hasta filosofías, en donde la apariencia siempre tiene un rasgo ontológico menor que la esencia.

Ailm

Las conexiones o derivaciones simbólicas son sumamente importantes en todo tipo de creencias. Por lo tanto, si el Ailm da cuenta del abeto, una planta perenne y fuerte que logra sobrevivir en las circunstancias más adversas, resulta hasta congruente que las ideas asociadas sean de energía, integridad, buena salud, fuerza, claridad, protección, avance, progreso, curación de almas en un sentido más espiritual, guía, energía, fertilidad y hasta purificación.

Laberinto celta

Los laberintos siempre han cautivado a la mente humana. Aquí, en cuanto al mundo celta, podemos vislumbrar una suerte de representación de lo difícil que puede ser la vida: verdades, dificultades, luchas y resistencias. El encierro, lo impredecible del destino, el poder del destino en los caminos imperturbables; pero también una suerte de renacimiento en la salida, una obtención de la libertad. Como la figura lo demuestra, el laberinto celta intenta unir la figura del cuadrado y el círculo, es decir, la tierra y el cielo, por ende, la totalidad o universo. Este símbolo era normal en cuevas, acuñados en monedas y hasta en tumbas.

El nudo celta de Dara

Lo intrincado de un nudo, su forma compleja, evidentemente desde antiguo cautivó al pueblo celta, vinculados con los robles, la clase de árbol más sagrado para este pueblo (Dara deriva de «doire», que en celta es roble). Por lo general estos daban cuenta de la eternidad y el infinito, además de otros avatares que acompañan a la vida humana. Y si bien hay variedad de representaciones, las ideas que se deslizan están vinculadas con la fortaleza, la sabiduría, la resistencia y el liderazgo. Asimismo, hay que decir que los nudos se observaban en amuletos de buena suerte, como parte de decoraciones y, aunque no se crea, a modo de objeto para enseñanzas.

Nudo de la madre celta

Siguiendo con el tópico de los nudos, aquí vislumbramos uno de una clase carente de fin y que entrelaza dos suertes de corazones. Significa la relación tan compleja y asombrosa entre la madre y el niño. Otras lecturas añaden personajes: crean una trinidad que incluye al padre o, en un sentido espiritualista, el mismo acto de fe como un tercer componente.

Triskel

Este símbolo, que quiere decir en griego tres piernas, ha sido divisado en distintos sitios desde tiempos pretéritos, lo cual no es descabellado desde el momento que comprendemos que las culturas o civilizaciones no son compartimentos estancos, sino que están en íntima relación entre sí. Sea como sea, es absolutamente cierto que es un símbolo central en el mundo celta. De algún modo, el Triskel es tan complejo que no se lo puede reducir, aunque es verdad que daba cuenta de trinidades (el tres siempre fue un número especial para muchas culturas) ¿Entonces tres de qué? Tres divinidades adoradas como una sola; pero también una representación de la vida desde la temporalidad dividida en pasado, presente y futuro. Asimismo, daba cuenta el Triskel de la fortaleza, de la capacidad para superar realidades adversas, del aprendizaje, de la evolución y cuestiones más prácticas en tanto amuleto para aliviar fiebres o curar heridas.

Triqueta

Al igual que el símbolo anterior, podemos decir que la Triqueta surca múltiples civilizaciones. Porque se la observa en el mundo nórdico, porque se la ha encontrado en vasijas romanas y hasta su nombre en latín quiere decir tres esquinas. Aunque su significado es sumamente variable, algunos hablan de una suerte de representación de la tripe dimensión de una divinidad femenina. Asimismo, da cuenta de la vida, la muerte y el renacimiento; así como el todo físico, mental y espiritual de la filosofía celta. Dejando de lado lo estrictamente trinitario, aunque vinculado con esto, las ideas que emergen son la de eternidad, indivisibilidad e igualdad.

Árbol celta de la vida

La idea de un árbol universal o de la vida no es una creencia privativa del pueblo celta ni mucho menos (podemos pensar, por ejemplo, el caso de Yggdrasil). Este árbol es el símbolo de la vida no solo planetaria, sino también del poder universal. Seguramente una de las ideas nucleares es que los árboles por su sola morfología da cuenta de una vinculación con el todo, una unión no solo entre los distintos humanos entre sí, sino de la diversidad de seres que componen la totalidad del cosmos.

Cruz celta

La Cruz celta es un símbolo importante, aunque en verdad su significado ha dado lugar a múltiples interpretaciones. Por un lado, encontramos una lectura si se quiere pagana, que la emplaza como el engarzamiento entre la rueda y el rayo que en cada mano sostenía Taranis, un dios céltico del trueno muy importante; por el otro lado, una suerte de producto del sincretismo pagano y religioso, es decir, el arte céltico circular (que podría tener un significado solar) y la cruz cristiana. De hecho, se dice que San Patricio y otros santos, en sus tareas evangelizadoras, las introdujeron, aunque estos relatos para muchos no superan la categoría de una leyenda.

Wuivre

Este símbolo esta compuesto por dos serpientes entrelazadas. Se dice que era eminentemente de tierra, por lo cual no debía tocar el agua para no perder su poder de manera drástica. Asimismo, se afirma que su funcionalidad era de protección (sobre todo hacia los guerreros), además de proporcionar a quien lo lleva poder y amor. Hay que anunciar que la serpiente fue muy adorada en los pueblos pre-cristianos celtas en Irlanda, a pesar que no había prácticamente en esas tierras semejante animal: la explicación estriba en una importación del símbolo de otras tierras. Asimismo, otra lectura plausible, anexada al Ouroboros griego (la serpiente comiendo su propia cola), es que esta figura da cuenta de la creación sin fin de la naturaleza.

Fold

El Fold es otro símbolo lo bastante enigmático del pueblo celta, lo cual resulta lógico al carecer de fuentes escritas. La imagen marca claramente cinco círculos concéntricos, lo cual asegura de manera diáfana una imagen de equilibrio del universo. De hecho, se puede pensar al círculo interior como el universo y los cuatro exteriores como los elementos: agua, tierra, aire y fuego.