Un mundo sin magia es uno que ya no alberga sorpresas, uno tan diáfano a partir de mecanismos y leyes, ya conocidas por el hombre, que tiene mucho menos por demostrar. Sin embargo, lo inexplicable, lo asombroso, lo cautivante, lo inefable, aún sigue persistiendo en las creencias de muchas personas. En consonancia, presentamos los mejores y fascinantes símbolos mágicos.
La triple diosa
Este símbolo da cuenta de una trinidad femenina, que si bien data de muchísimos años, también es cierto que toma cierta actualidad hoy en una suerte de neopaganismo. Las tres diosas que componen el símbolo pueden tomárselas unidas, en el sentido de que la doncella, la madre y la anciana serían las fases del desarrollo de una mujer; pero también por separadas, como representantes de un retazo de un cosmos: tierra, inframundo y cielo. Asimismo, hay que decir que también está ligado con algunas fases de la Luna, representación femenina por antonomasia, como son el caso de creciente, llena y menguante; y, finalmente, con poderes misteriosos y habilidades psíquicas vinculadas con el lado femenino de la vida.
El pentagrama
Seguramente a primera vista un pentagrama puede hacer recordar a cierto simbolismo satánico. Es que no solo porque hace referencia a fuerzas que superan a la del hombre, desde un punto de vista mágico; sino porque si existe una inversión por lo general implica una irreverencia hacia el orden establecido y a su Creador, para aquellas personas cristianas o sencillamente parte de los grandes monoteísmos. Sin embargo, si es convencional como en el caso de esta imagen hay que indicar que el símbolo se vuelve protector justamente para la persona que lo realiza o quien está cerca geográficamente hablando. Recordemos que el libro perfecto, el Pentateuco, son cinco y que esta estrella tiene cinco puntas en alusión a los elementos: tierra, aire, fuego, agua y el espíritu. Si se necesita una ayuda contra el mal, pues este símbolo puede prestar estos servicios.
Mano de gloria
Aunque su nombre suene a algo positivo, en verdad la historia detrás de la Mano de gloria es lo bastante espeluznante. Es que entre el siglo XVI y el XVI esta era una vela hecha a partir de la mano seca de un delincuente o reo de la justicia que había sido ahorcado. A través de una receta complicada con hierbas, pimientos, sal y estiércol de caballo la mano se momificaría de manera cuidadosa. Lo curioso es que la mano era convertida en una vela con sebo o simplemente se la emplazaba nuevamente en un cadáver, que a veces no tenía que ser el cuerpo de origen ¿Y qué función tenía algo tan truculento? En verdad, el objetivo era hacer insensibles a los ocupantes del hogar, lo cual convertía al robo en una tarea sencilla. Pues claro: este símbolo era positivo para las los mismos ladrones.
Ouroboros
El Ouroboros es un símbolo que por lo menos en su significado esencial es altamente intuitivo. Porque es claro lo que puede significar una serpiente comiéndose su propia cola: la eternidad o lo infinito, lo que no tiene comienzo y por lo tanto, tampoco final. Dicen que se originó en Egipto y que era una forma para representar los viajes diarios del disco solar. La alquimia también aportó sus ideas al Ouroboros: es el espíritu del mercurio y da cuenta de la renovación continua (la serpiente como idea de la resurrección arrojando su piel y renaciendo), la vida y la muerte, una volatilidad y sobre todo un equilibrio entre fuerzas cósmicas principales.
Mandrágora
¿Se imaginan el rostro de una persona en el pasado, algunos cientos de años atrás, cuando veía la raíz de una mandrágora? Esa suerte de forma más o menos humanoide seguramente daría escalofríos y sirvió para un sinnúmero de historias mágicas. Conocida por sus propiedades anestésicas y afrodisíacas desde antaño, también ha sido la mandrágora un ingrediente de supuestas pociones mágicas. Asimismo, se creía que la planta crecía justamente debajo de la ahorca de los condenados, por su sangre o por una eyaculación de semen luego de la muerte, lo cual daba la explicación de la forma algo humana de la misma. Por otro lado, se creía que la misma podía realizar un grito ensordecedor si se la arrancaba, volviendo insensible o incluso matando a la persona que lo hiciera, por lo que muchas veces enviaban a animales como perros para llevar adelante semejante faena.
Los elementales
Históricamente el hombre ha intentado conocer lo elemental, el origen, la materia o sustancia fundamental de la que está hecho todo. En ese sentido, a veces en conjunción y otras veces por separado, semejante trono lo han ocupado el aire, el agua, el fuego y la tierra. El símbolo que presentamos a continuación contiene semejante rasgo, aunque presenta los cuatro a la vez, en alusión, es cierto, también con los puntos cardinales: el norte sería del aire, el este a la tierra, el sur al fuego y el oeste al agua. Se creía que para lanzar cualquier hechizo se debía tener conocimiento de estos cuatro elementos básicos.
El árbol de la vida
En esa enorme corriente de pensamiento o disciplina judía llamada cábala eclosiona un interesante símbolo denominado el árbol de la vida. Es una suerte de arreglo de diez esferas conectadas que se considera el mapa del universo y de la psique, el orden de la creación del cosmos o el todo y un camino hacia la iluminación espiritual. Lo interesante es que las diez esferas a su vez están dividas en cuatro reinos: Atziluth que es el reino de lo supremo, más allá del cual está la nada, Beriah que es el mundo creativo de los arquetipos o ideales, Yetsirah que es el mundo de la formación y, finalmente, Assiah que es la creación manifiesta o mundo material.
Espiral lunar
La espiral ha sido también un símbolo caro a los seres humanos, ya que de alguna manera habla del eterno retorno de lo mismo que ya no es lo mismo, un volver a empezar, si se quiere, con alguna diferencia, aunque sea mínima. En este caso, estamos en presencia de un símbolo femenino que da cuenta de los ciclos de la vida, la fertilidad y el parto. Asimismo, representa la intuición, un rasgo históricamente emparentado con el mundo femenino, con esa capacidad propia de la mujer que es más próxima, inmediata y hasta sensible que no es la razón.
Cruz de Hermes o hermética
Se dice que durante el renacimiento inglés este símbolo aparecía como una marca de agua de las impresiones. Y es algo absolutamente lógico: Hermes, uno de los dioses griegos, era el representante con sus pies ágiles de la comunicación, del mensaje, de ahí la palabra hermenéutico, que suele estar emparentada con la de interpretación. La parte inferior del emblema o símbolo sigue la máxima alquímica y hermética de como arriba, abajo; el cuatro es un número sagrado para Hermes porque da cuenta de las cuatro direcciones, además de su encrucijada sagrada marcada con una señal de la cruz, lo que da cuenta del poderoso sincretismo de este símbolo. En este múltiples culturas y creencias emergen y se condensan de manera poderosa.
Mano con cuernos
La primera asociación que hace la gente con este símbolo es la de lo satánico o lisa y llanamente el mal; sin embargo, hay que anunciar que esta es una asociación posterior, una evolución que decantó hacia estos caminos ligando cuestiones muy disímiles como los cuernos de los animales (el macho cabrío asociado al Diablo) y música pesada como el heavy metal, cuyos aficionados suelen realizar semejante gesto. Pero, en verdad, hay que decir, que realizar cuernos con la mano tenía en su génesis un punto de vista benéfico: justamente proteger contra el mal. Para evitar el mal de ojo se hacia este gesto, que algunos lo semejan a los cuernos y otras personas como un simple asomar de ojos.
Danobus
Los símbolos muchas veces tienen una funcionalidad práctica, porque, en definitiva, se creía que con su uso se podía sino manejar por lo menos sugestionar o cautivar la voluntad de los dioses. Danobus en el mundo vikingo era una suerte de amuleto para traer la buena suerte, la fortuna y los buenos deseos. Se sostenía este símbolo en la mano y se recitaba una oración para que tuviera el efecto buscado.
Yelmo de Aegir
Este símbolo a menudo se denomina yelmo del terror o yelmo del temor, porque da cuenta del efecto negativo que tenía sobre los enemigos. Aegir es el dios del mar de la mitología nórdica, de ahí también el nombre. Este símbolo permite una magia de engaño, porque en verdad no permite que la víctima vea las cosas tal y como son, creando una ilusión para infundir un miedo profundo.
Serpiente cruficicada
Este es un llamativo y para muchos espantoso antiguo símbolo alquímico. Representa la fijación de lo volátil, convirtiendo el elixir de mercurio en algo curativo, eliminando, justamente, todo elemento venenoso. Todo esto deriva de la historia bíblica de Moisés, quien erigió una serpiente de bronce como hechizo contra la peste.
El cáliz
El cáliz es un elemento, pero también un símbolo muy importante en todo el judeocristianismo. No solo porque en la liturgia católica podemos observar al cura o sacerdote dándole al feligrés tomar de la sangre de Cristo, sino que en otras iglesias se la vincula con el Pésaj o pasaje porque en la última cena Jesús utilizó este elemento tan especial para establecer el rito de la comunión, que se da en un sacramento tan vital como la eucaristía (cada uno de los hijos de Dios se unen entre sí a través del Padre Supremo). Sin embargo, no todo se reduce a semejantes monoteísmos, porque en verdad el cáliz también es una figura femenina (la idea de recipiente lo denota) representando a la Diosa, el útero y los órganos reproductores femeninos. Asimismo, da cuenta de ideas como la intuición, el inconsciente, la gestación y ciertas capacidades psíquicas.