El Minotauro es un monstruo de la mitología griega, con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Su nombre significa «Toro de Minos», y era hijo de Pasífae y el Toro de Creta.
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Minotauro
En la mitología griega, el Minotauro era un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza y rabo de toro. El Minotauro fue fruto de la unión de la reina cretense Pasífae con un magnífico toro. A causa de su aspecto monstruoso, el rey Minos ordenó al artesano Dédalo y a su hijo Ícaro que construyeran un enorme recinto, conocido como el Laberinto, para albergar a la bestia. El Minotauro permaneció encerrado en el Laberinto, alimentándose de muchachos y doncellas que le eran ofrecidos en sacrificio cada año. Con el tiempo, murió a manos del héroe ateniense Teseo.
La palabra Minotauro es un término compuesto del antiguo nombre griego Minos, o «Minos», y tauros, «toro». Por tanto, viene a significar el «toro de Minos». Pero el nombre de pila del Minotauro fue Asterión, en griego antiguo asterion, que significa «el estrellado», lo cual sugiere un vínculo con la constelación de Tauro.
El Minotauro resultó ser un monstruo salvaje que a medida que crecía se hacía más salvaje. Tan solo se alimentaba de carne humana así que hubo que tomar medidas para mantenerlo a raya. Dédalo construyó un laberinto lleno de pasadizos entrecruzados y encerró ahí al ser mitológico para toda la eternidad.
El minotauro era hijo de Pasifae, esposa del rey Minos de Creta y de un toro blanco enviado por Poseidón, dios del mar. Minos había ofendido gravemente a Posidón quien como venganza hizo que Pasifae se enamorase del animal. Fruto de dicha unión nació el Minotauro, un ser violento, mitad hombre, mitad toro, que se alimentaba de carne humana. Para esconder su vergüenza y proteger a su pueblo, el rey Minos rogó al inventor Dédalo que le construyera un laberinto del que el monstruo nunca pudiera salir. Cada nueve años, a fin de apaciguarlo, Minos le ofrecía la bestia, siete mujeres y siete jóvenes que imponía como tributo a la ciudad de Atenas.
Teseo se ofreció voluntario como víctima, con la intención de matar al Minotauro y liberar a Atenas de un cruel destino. Con la ayuda de Adriadna, la hija del rey, que se había enamorado de él, logro su propósito: Adriadna le ofrece a Teseo un ovillo de hilo que le ha dado Dédalo, el arquitecto del laberinto. Habiéndo atado uno de sus extremos en la entrada y siguiendo el hilo por los intrincados vericuetos del laberinto, Teseo puede, efectivamente, encontrar la salida.
Pasífae y el nacimiento del Minotauro
La reina Pasífae, incitada por su acuciante deseo, buscó la ayuda de Dédalo e Ícaro. Dédalo construyó para la reina una vaca de madera forrada con piel de bovino y la colocó sobre unas ruedas. Ella se metió dentro de la estructura y él la hizo rodar hasta el campo donde su amado toro estaba pastando. Fue allí donde Pasífae copuló con el toro, pues el animal pensó que la vaca era real. De esta unión nació el Minotauro.
La reina llamó a la bestia Asterión, y los cretenses sabían que este era el verdadero nombre del Minotauro. Al ver al niño, el rey descubrió la aventura bestial de su esposa y, como castigo, encerró a Dédalo y a su hijo Ícaro en un calabozo por su complicidad, pero dejó libre a Pasífae.
Ella cuidó del toro y lo amamantó mientras fue un ternero. Pero a medida que crecía se volvió más feroz y monstruoso, y la reina fue incapaz de seguir alimentándolo y cuidando de él. Asterión no encontraba el alimento adecuado, pues no era hombre ni era bestia, así que comenzó a devorar humanos. Para ocultar el desgraciado asunto, el rey acudió a un oráculo y ordenó a Dédalo construir un gran laberinto para albergar al hijo de su esposa, Asterión o Minotauro.