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Bandera de Venezuela

Los símbolos patrios, como cualquier otra construcción humana, atraviesan y se ven influenciados por el suceder históricos. A continuación, por lo tanto, presentamos bandera de Venezuela: imágenes e información. 

Significado de la bandera de Venezuela

Las banderas por lo general tienen un significado en cuanto a sus componentes, por más que no exista en la actualidad una normativa que lo reglamente. El pabellón de Venezuela está conformado por tres franjas horizontales de iguales dimensiones y en la franja central se hallan ocho estrellas en representación de cada provincia histórica de la nación: Caracas, Cumaná, Barcelona, Barinas, Guayana, Margarita, Mérida y Trujillo. Los colores son el amarillo, el azul y el rojo.

¿Pero qué sucede en cuanto a la simbología de los colores? Si nos basamos en la heráldica el amarillo da cuenta de la nobleza, de la magnanimidad, poder, amor, soberanía, esplendor y constancia; el azul representa la justicia, perseverancia y lealtad; finalmente el rojo refleja grandeza, fortaleza, honor, valentía e intrepidez.

Pero ya sabemos que la historia de Venezuela está hermanada con la de Colombia y Ecuador, siendo este el gran motivo que los pabellones de estos tres países elijan los mismos colores. Si anhelamos una simbología, entonces, menos poética uno se puede dirigir al Congreso de Angostura (el cual fue vital para la formación de la Gran Colombia), donde un político y diplomático de entonces, Francisco Antonio Zea da su explicación de los colores: lo amarillo da cuenta de los pueblos amados que conforman lo que entonces era una federación(para él, no, claramente, para el centralismo de Bolívar); el azul son los mares, inmensidades que separaban del yugo español y el rojo la sangre de los mismos libertarios dispuestos a morir antes de seguir siendo esclavizados por los tiranos borbónicos.

Historia de la bandera de Venezuela

Al igual que en el caso de Colombia, podríamos decir que la génesis de la bandera de Venezuela se halla en lo pergeñado por el patriota Francisco de Miranda. Una bandera de tres franjas horizontales de iguales dimensiones, con el rojo, el amarillo y el azul. Se dice que una conversación en Europa con el mismísimo Goethe podría haber sido inspiradora, ya que en ese encuentro el erudito y poeta le había comentado que la base de todas las tonalidades del mundo justamente eran esos tres colores.

Esta bandera fue izada por primera vez en su bergantín Leandro, que estaba compuesto por personas de distintas nacionalidades y de dudosa procedencia, un 12 de marzo de 1806, estando en Jacmel, Haití, rumbo a la fallida invasión de Coro, en Venezuela.

Otro gran antecedente de la bandera actual fue el pabellón de la denominada bandera madre o Provincias Unidas de Venezuela, diseñada por Francisco de Miranda y Lino de Clemente y Palacios. Esta fue una primera república que vio luz un 19 de abril de 1810, cuando la Junta Suprema declaró en Caracas la destitución del capitán general Vicente Emparan e instaló un congreso, lo cual deparó en la independencia de la nación un 5 de julio de 1811. Respecto a la bandera, sigue estando inspirada en Miranda, pero ya las franjas son desiguales (la primera más ancha que la segunda y la segunda, a su vez, más que la tercera). Hay que añadir el cantón en la región superior, que es una india sentada en una roca, con una asta que remataba en un gorro frigio y el sol asomando en el horizonte. Junto a la india, asimismo, hay emblemas de comercio, ciencias y artes; un caimán y vegetales, además de la inscripciones que mencionan a Venezuela y Colombia.

Esta bandera, que sigue siendo del Supremo Congreso de Venezuela (el más antiguo de América Latina), contiene ya una leve modificación: no tenemos un cantón aparte con una india sentada y sí en la misma franja más ancha, la amarilla, un cóndor. El animal contaba en una de sus garras flechas y en la otra un caduceo con un gorro frigio, en su pecho un sol con el número 19 (fecha de la revolución) y encima del cóndor una frase en latín, que quiere decir «los estados pequeños se engrandecen con la concordia».

Aunque rompa con la armonía de los colores anteriormente emplazados, la bandera de la Guerra a Muerte fue el estandarte de ese proceso histórico, que por lo menos llega hasta 1820, siendo pabellón oficial de la Segunda República hasta su disolución. La bandera consta de un rectángulo negro, en el interior de un rombo blanco, sobre un fondo rojo. Pudo haber tenido una inspiración de determinados pabellones italianos.

Ya anunciamos que las historias de Venezuela, Colombia y Ecuador estuvieron entrelazadas durante un buen tiempo. Eso, naturalmente, se refleja en la confección de los estandartes. Aquí tenemos la bandera de Cartagena, con un cuadrilongo rojo, amarillo y verde, con una estrella de ocho puntas, blanca, en el centro. Fue concebida en 1811 y adoptada por el congreso de las Provincias Unidas de Nueva Granada. Aquí simplemente la emplazamos porque fue utilizada por Simón Bolívar.

Lo mismo sucede con la bandera de la República de Cundinamarca (fue una república que perduró entre 1810 a 1816), la cual también emplazamos porque la utilizó Simón Bolívar en sus primeras luchas, debido a que pertenecía a la nación que le daba su apoyo en la campaña.

Con el restablecimiento del gobierno federal, que había caído con la disolución de la Confederación de Venezuela, el 12 de mayo de 1817, se erigió nuevamente la bandera de 1811. Lo curioso de este caso es que como no había, en pleno contexto de guerra, personas para bordar el antiguo cantón, lo que se hizo fue emplazar en su lugar siete estrellas, que en ese momento eran las provincias de Venezuela (faltaba Guayana).

Aquí vemos prácticamente la misma bandera, con el añadido de una estrella más. Es que la provincia nueva anexada era Guayana, fruto de la campaña victoriosa de Simón Bolívar

Sin entrar en pormenores excesivos, ya que quizás son más propios de la historia colombiana, a partir de 1819 se encuentran los pabellones de todas estas naciones anexados, ya que la iniciativa era conformar una Gran Colombia, lo cual trajo un buen número de pabellones que seguían teniendo la base de los colores de Venezuela (no el cuadrilongo de Cartagena), porque eran los más conocidos. Se paso de la bandera con el escudo de armas de la india, cuya descripción hicimos más arriba, a uno de tres estrellas que daban cuenta de Venezuela, Nueva Granada y Quito, además de otras modificaciones del escudo de armas.

La imagen de arriba, sin embargo, es la bandera de la Gran Colombia, una república ideada por el Congreso de Angostura y ratificado por el de Cúcuta en 1821. Era la unión de Nueva Granada y Venezuela, a las que luego se anexionaron Panamá, Quito y Guayaquil. Existió jurídicamente hasta 1831. La bandera respeta los colores de siempre y el escudo de armas está en el centro, con dos cornucopias llenas de frutos y las fasces colombianas compuestas por un hacecillo de lanzas con la segur atravesada, arcos y flechas cruzados, atados con cintas tricolores. Naturalmente, está escrito República de Colombia.

Al consumarse el movimiento que la historiografía denominó «La Cosiata», Venezuela se separó de la república de Colombia, un 13 de enero de 1830. Naturalmente, esto tendría una influencia en el pabellón nacional. El Congreso Constituyente, reunido en Valencia, confirmó casi la misma bandera, salvo algunas modificaciones en el escudo de armas: cornucopias hacia abajo y la denominación «Estado de Venezuela» en la zona inferior. Todo fue sancionado por el presidente, el general José Antonio Páez.

Esta fue la bandera nacional del Estado de Venezuela de 1836 a 1863, en donde no se halla el escudo de armas y los colores, naturalmente, siguen siendo los mismos. Le seguirán distintos pabellones durante la guerra federal, de acuerdo a si era el bando conservador o el liberal. Los federales, que eran también catalogados como rebeldes, usaban los mismos colores, las mismas franjas; pero anexionaban en la bandera amarilla las entidades federales como estrellas, las cuales culminaron siendo veinte por lo decretado por Ezequiel Zamora.

Dicen que la historia la escriben quienes triunfan y, podríamos añadir, que también confeccionan los símbolos patrios. Al vencer, por lo tanto, los liberales en la Guerra Federal, luego del Tratado de Coche y la asunción de Juan Crisóstomo Falcón como presidente, se decretó el 29 de julio de 1863 que las estrellas fueran siete, de color blanco, sobre la franja azul y dispuestas seis en un círculo, que es completado en el interior o centro por la séptima.

En 1905, el por entonces presidente Cipriano Castro decretó la formación en circunferencia de las estrellas, sin ninguna en el centro.

Para el 15 de julio de 1930 el Congreso de la República eliminó el decreto de Cipriano Castro, cambiando la disposición de las estrellas: serían en semicírculo, algo que se mantiene hasta el día de hoy. Las modificaciones posteriores en los años relativamente cercanos se debieron más al escudo de armas y a la posibilidad, en casos particulares, de usar o no las estrellas en el pabellón nacional.

Esta bandera perduró desde 1954 hasta el 2006, donde se percibe el escudo de armas en la parte superior y en la franja azul siguen estado en semicírculo las siete estrellas.

En el 2006 la Asamblea Nacional, bajo las órdenes del presidente por entonces Hugo Chávez, derogó la ley de Bandera, Escudo e Himno Nacional del 17 de febrero de 1954. Dos días después se aprobó la octava estrella en el semicírculo sobre la banda azul, en representación de la provincia de Guayana y en honor al decreto del libertador Simón Bolívar del 20 de noviembre de 1817 (ahí se ordenaba la inclusión de este símbolo).